51. CHEN / LA EXCITACIÓN (La Conmoción, el Trueno)
Trigramas:
Superior: Chen La excitación, el trueno
Inferior: Chen La excitación, el trueno.
El hexagrama Chen representa al hijo mayor que toma el comando con energía y poder. Un trazo yang aparece sobre dos trazos yin y ejerce un potente empuje hacia arriba. Este movimiento es tan violento que suscita el terror. Tiene por imagen el trueno que surge de la tierra y cuya conmoción provoca el pánico y el temblor. (1)
1. Richard Wilhelm traduce el nombre de este hexagrama como “das Erregende, das Erschütternde, der Donner”, que en castellano significan “lo excitante, la conmoción, el trueno…”
EL JUICIO:
“La conmoción trae éxito. La conmoción sobreviene: ¡hu! ¡hu! Palabras risueñas ¡ha! ¡ha! La conmoción siembra el miedo por una distancia de cien millas. Él no deja caer la cuchara y el caliz rituales.”
La conmoción producida por la manifestación de Dios dentro de la tierra causa temor al hombre, pero este temor a Dios es bueno porque le permite alcanzar la alegría interior y la felicidad. Si uno ha adquirido el conocimiento interno de lo que son el miedo y el temblor, uno está asegurado contra las conmociones que podrían causar las influencias exteriores. Incluso si el trueno retumba hasta el punto de sembrar el miedo a cien millas a la redonda, uno permanece interiormente tan lleno de calma y veneración que uno no interrumpe los ritos sacrificiales. Una gravedad tan profunda e íntima, sobre la cual rebotan impotentes los motivos externos de miedo, es la disposición espiritual que deben poseer los guías de los hombres y de los soberanos.
LA IMAGEN:
“Trueno repetido: la imagen de la conmoción. A través del miedo y del temblor el hombre noble pone su vida en orden y se examina a sí mismo.”
La conmoción que traen los truenos repetidos aporta con ella el miedo y el temblor. Así, el hombre noble siempre observa una actitud de reverencia ante la manifestación de Dios; pone su vida en orden y examina su corazón para ver si algo se opone secretamente a la voluntad divina. Así el miedo es la base del verdadero arte de vivir.
LAS LÍNEAS
⊙ Nueve en la base significa: “ La sacudida ocurre: ¡hu! ¡hu! Las palabras risueñas lo siguen: ¡ha! ¡ha! Fortuna.
El miedo y el temblor frente a una conmoción tienen sobre un individuo, en primer lugar, un efecto tal que uno se siente ubicado en una situación de desventaja con respecto a los demás. Pero eso es sólo transitorio. Cuando uno ha pasado la prueba del juicio, se produce un alivio. Por lo tanto, el mismo susto que uno experimenta primero, también le trae después, si se mira bien, la fortuna.
⊙ Trazo gobernante
Seis en el segundo lugar significa: “La conmoción viene trayendo peligro. Cien mil veces pierdes tus tesoros y debes escalar las nueve colinas. No los persigas. Después de siete días los recuperarás.”
Aquí se indica una situación donde alguien a sido puesto en peligro por una conmoción y que debe soportar graves prejuicios. Las condiciones son tales que toda resistencia sería contraria a la dirección del movimiento de la época y, por consecuencia, infructuosa. Por eso hay que aceptar de retirarse sobre alturas inaccesibles al peligro que amenaza. Se debe aceptar la pérdida de sus bienes y ello no deberá lamentarse demasiado. Sin correr detrás de los bienes perdidos se los recuperara naturalmente una vez que pase la época de las conmociones que se los habían llevado.
Seis en el tercer lugar significa: “La conmoción viene y provoca el desamparo. Si se actúa en consecuencia de la conmoción, uno permanece excento de infortunio.”
Hay tres tipos de conmociones: la conmoción del cielo, que es el trueno; la conmoción del destino y finalmente la conmoción del corazón. Aquí se trata menos de una conmoción interior que de una conmoción del destino. En tales momentos de conmoción se pierde muy fácilmente la presencia de ánimo, uno desecha todas las posibilidades de acción y deja silenciosamente que el destino siga su curso. Pero si uno permite que la conmoción del destino se transforme en reacción del corazón se superarán los golpes del destino sin grandes dificultades.
Nueve en el cuarto lugar significa: “La conmoción se atasca.”
El éxito del impulso interior también depende parcialmente de las circunstancias. Cuando éstas son talles que uno no se encuentra en presencia ni de una resistencia que pueda combatir enérgicamente, ni de una capitulación que permita obtener ampliamente la victoria, todo deviene viscoso y blando como el fango y el movimiento se paraliza.
Seis en el quinto lugar significa: “La conmoción va de aquí para allá: peligro. Pero finalmente nada se pierde, solo hay cosas para hacer.”
Aquí no se trata de una sola conmoción sino de repeticiones, que no dejan ni siquiera el tiempo de recuperar el aliento. Sin embargo, la conmoción no ocasiona pérdidas pues se toma la precaución de permanecer en el centro del movimiento y, por consecuencia, de liberarse del riesgo de verse lanzado de aquí para allá, sin defensas, por el destino.
Seis en la cima significa: “La conmoción trae ruina y miradas angustiadas a todo lo que rodea. Avanzar trae el infortunio. Si éste todavía no ha alcanzado nuestro cuerpo, pero comienza a tocar a nuestro vecino, no hay reproches. Los compañeros tienen de qué hablar.”
Cuando la conmoción interior ha alcanzado su punto más alto de intensidad, uno se encuentra privado de la facultad de reflexión y de una visión clara. En una conmoción semejante, naturalmente no es posible actuar con prudencia. Entonces, la actitud justa es mantenerse sereno hasta que se haya recuperado la calma y la claridad.
Sin embargo, solamente se puede actuar de esta manera si uno todavía no se ha dejado ganar por la conmoción de la cual ya pueden observarse los efectos nefastos en nuestro entorno. Cuando uno se retira a tiempo de la acción, permanece libre de faltas y de daños. Pero uno puede estar seguro que los compañeros que, envueltos en ese torbellino, ya no admiten las advertencias, no estarán satisfechos de una conducta semejante. Uno debe limitarse a ignorar tales actitudes.