HECATE.

Hécate: La diosa griega de la brujería

Hécate es una figura prominente en la mitología griega, asociada a la brujería y la magia. Su presencia se extiende a través de numerosas historias y leyendas, y su culto perduró en la antigua Grecia.

Hécate en la mitología griega: Breve introducción

En la mitología griega, Hécate emerge como una poderosa diosa relacionada con la brujería y la magia. Su naturaleza compleja y su conexión con el mundo místico la convierten en una figura fascinante dentro del panteón griego.

Orígenes y genealogía de Hécate

Los orígenes exactos de Hécate son inciertos, pero algunos estudiosos sugieren que proviene de antiguas culturas anatolias. Su genealogía la vincula como hija de Perses y Asteria, lo que la convierte en nieta de los titanes Febe y Ceo.

Leyendas y mitos asociados a Hécate

Hécate está presente en numerosas leyendas y mitos griegos. Se le atribuye un papel crucial en episodios mitológicos importantes, y su presencia es frecuentemente asociada con la brujería, el conocimiento de hierbas venenosas y la necromancia.

Esta poderosa diosa también se asocia con figuras clave de la mitología griega, como Deméter. Su relación con otras deidades y su papel en la religión griega antigua son motivo de interés y estudio.

Es importante destacar que al tratarse de una figura mística y misteriosa, la representación y simbología de Hécate es también relevante para comprender su significado y culto en la antigua Grecia.

Mitología griega: Origen y leyendas de Hécate

Hécate en la mitología griega: Breve introducción

Hécate, una prominente diosa de la mitología griega, encarna la esencia de la brujería y la magia. Su presencia se hace notar en los dominios de las encrucijadas y los caminos, donde se manifiesta su poder. Esta deidad misteriosa y enigmática tiene un papel fundamental en el folclore griego, siendo considerada una gran diosa y honrada por los dioses inmortales.

Orígenes y genealogía de Hécate

Los orígenes exactos de Hécate son inciertos, pero algunos investigadores sugieren que podría tener raíces en Anatolia, específicamente en Caria. Su culto habría ingresado a Grecia a través de Tracia y se habría fusionado con otras divinidades. Se la menciona como hija de Perses y Asteria, lo que la convierte en nieta de los titanes Febe y Ceo, según Hesíodo. Sin embargo, existen otras versiones que la asocian con diferentes progenitores.

Leyendas y mitos asociados a Hécate

A lo largo de la mitología griega, Hécate figura en diversas leyendas y mitos. Se la vincula estrechamente con otras deidades, como Deméter, y su papel en el panteón griego es significativo. Su presencia se extiende más allá de la brujería y la magia, abarcando aspectos como los sueños, la muerte y las criaturas nocturnas. Esta divinidad muestra una naturaleza ambivalente y se asocia con los límites y las definiciones elusivas. Su culto y leyendas han perdurado a lo largo de la historia, dejando una huella en la cultura y la religión griega.

Representaciones y simbolismo de Hécate

Hécate, la diosa griega de la brujería, ha sido representada de diversas formas a lo largo de la historia, reflejando su conexión con la magia, la luz y la oscuridad. A continuación, exploraremos las diferentes representaciones iconográficas de Hécate y analizaremos el simbolismo de las antorchas y la llave en relación a esta poderosa deidad.

Las diversas representaciones iconográficas de Hécate

En las representaciones más antiguas, Hécate se muestra de forma singular, sosteniendo un par de antorchas o una llave. Sin embargo, con el paso del tiempo, se empezó a representar con tres cabezas o tres cuerpos, simbolizando su triplicidad y su conexión con los reinos celestial, terrenal y subterráneo.

Además, es común encontrar imágenes de Hécate acompañada por una perra, su ayudante y animal sagrado. Esta representación animal refuerza su vínculo con la brujería y la magia, ya que las perras eran consideradas compañeras de las hechiceras en la antigua Grecia.

El simbolismo de las antorchas y la llave en relación a Hécate

Las antorchas que Hécate sostiene en sus manos representan la luz que guía en la oscuridad, la iluminación en los senderos oscuros y desconocidos de la brujería y la magia. También simbolizan su papel como diosa de las encrucijadas, lugares de decisión y transición en la vida.

La llave en manos de Hécate simboliza su poder para abrir y cerrar puertas, tanto físicas como espirituales. Se dice que tiene la clave para acceder al conocimiento de las hierbas venenosas, las artes mágicas y la comunicación con los muertos.

El papel de la triplicidad en la figura de Hécate

La triplicidad de Hécate, representada con tres cabezas o tres cuerpos, es un elemento importante en su simbolismo. Las tres facetas de Hécate representan su dominio sobre el cielo, la tierra y el inframundo, mostrando su poder y control en los tres reinos.

Esta triplicidad también está asociada con el pasado, el presente y el futuro, lo que la convierte en una figura poderosa capaz de influir en diferentes aspectos de la existencia humana. Además, se cree que esta triplicidad puede representar facetas diferentes de su personalidad divina.

Hécate en la religión y culto en la antigua Grecia

El culto a Hécate en los hogares y su rol como protectora

En la antigua Grecia, Hécate era ampliamente venerada en los hogares como una diosa protectora y benéfica. Se creía que otorgaba prosperidad y bendiciones diarias a las familias que le rendían culto. Su presencia aseguraba la buena fortuna y la armonía en el hogar. Los griegos la honraban a través de rituales y ofrendas, buscando su favor y protección.

Templos y santuarios dedicados a Hécate en Grecia

Además de ser adorada en los hogares, Hécate también contaba con templos y santuarios dedicados exclusivamente a su culto en diferentes lugares de Grecia. Uno de los santuarios más importantes se encontraba en Lagina, una ciudad-estado teocrática, donde Hécate era atendida por eunucos. Otro lugar destacado de adoración era la cueva Cerinto, ubicada en la isla de Samotracia.

Rituales y ofrendas en honor a Hécate

Los rituales en honor a Hécate eran realizados tanto en los hogares como en los templos y santuarios. Durante la noche de la luna nueva, los seguidores de Hécate llevaban a cabo rituales especiales conocidos como «la cena de Hécate». Estos rituales se llevaban a cabo en encrucijadas, cruces de caminos y otros límites, ya que Hécate era considerada una diosa de los límites convencionales y las definiciones elusivas.

Las ofrendas a Hécate consistían en pasteles de huevo, queso, pan y carne de perro, que eran prendidos con antorchas en miniatura. Además, se ofrecían sacrificios de perros en algunos rituales en honor a la diosa. Estas ofrendas tenían como objetivo obtener la protección y el favor de Hécate en diferentes aspectos de la vida, como la salud, la prosperidad y la magia.

Hécate y su relación con otras divinidades

En el rico panteón de dioses griegos, Hécate ocupa un lugar especial y establece diversas conexiones con otras divinidades. A continuación, exploraremos la relación entre Hécate y Deméter, su papel en el panteón griego y los paralelismos que se pueden encontrar entre Hécate y divinidades de otras culturas.

La conexión entre Hécate y Deméter en la mitología griega

Dentro de la mitología griega, Hécate y Deméter están estrechamente ligadas. Ambas son diosas femeninas que comparten una conexión con la magia y la naturaleza. Según la tradición, Hécate sirvió de compañera y consejera de Deméter durante su búsqueda de Perséfone, su hija perdida. Esta colaboración refuerza su vínculo y destaca su mutua influencia en rituales y cultos.

Hécate en el panteón de dioses griegos y su papel en la religión

Hécate ocupa un papel singular en el panteón griego, siendo considerada una gran diosa con poderosos atributos. Si bien no es una de las deidades olímpicas principales, su adoración era común en los hogares y su culto tenía una importante presencia en la religión griega. Era honrada tanto por dioses inmortales como por mortales, y se le asocia con diversas esferas de la vida, desde los guerreros y los atletas hasta los pastores y los pescadores. Su influencia se extendía a múltiples ámbitos de la existencia humana.

Paralelismos entre Hécate y divinidades de otras culturas

No solo en la mitología griega encontramos deidades que comparten similitudes con Hécate. En diferentes culturas alrededor del mundo, existen diosas relacionadas con la brujería, la magia y la protección. Por ejemplo, en la tradición romana encontramos a Trivia, una diosa similar a Hécate en su papel protector y su asociación con encrucijadas y caminos. Asimismo, en la mitología nórdica, la diosa Freyja comparte algunas características con Hécate, como su conexión con la magia y su rol como protectora.

  • Hécate y Trivia (mitología romana)
  • Hécate y Freyja (mitología nórdica)
  • Otras divinidades relacionadas con la brujería y la protección en diferentes culturas

Estos paralelismos entre Hécate y otras divinidades evidencian la universalidad de las creencias y la presencia de arquetipos similares en distintas culturas. Hécate se convierte así en un símbolo poderoso que trasciende las fronteras geográficas y temporales.

La evolución de Hécate en la cultura y la historia

El cambio de la imagen de Hécate en periodos posteriores

La figura de Hécate experimentó cambios significativos a lo largo de la historia, especialmente en periodos posteriores. En sus representaciones más antiguas, era retratada de forma sencilla y no triple. Sin embargo, con el paso del tiempo, comenzó a ser representada con tres cabezas o cuerpos, simbolizando su triplicidad. Este cambio visual reflejaba su conexión con los límites convencionales y su naturaleza elusiva. Además de su aspecto físico, su imagen se volvió más asociada con el lado oscuro de la experiencia humana, como la muerte, la brujería y los sueños.

Hécate en la literatura y las representaciones artísticas

La figura de Hécate también dejó huella en la literatura y el arte. A lo largo de los siglos, diversos escritores y poetas plasmaron su mitología y leyendas en sus obras. Hécate aparece en el himno homérico a Deméter y en La Teogonía de Hesíodo, donde se la describe como una gran diosa. Su presencia en estas obras literarias contribuyó a perpetuar su influencia en la cultura griega. Asimismo, en las representaciones artísticas, Hécate fue retratada en esculturas, pinturas y grabados, con sus atributos característicos como las antorchas y la llave.

Influencia de Hécate en la brujería y la magia moderna

La influencia de Hécate trascendió la antigua Grecia y perdura hasta la actualidad en la brujería y la magia. Su asociación con la brujería, la magia y los rituales ocultos la convirtió en una figura de veneración para los practicantes de estas disciplinas. Las hechiceras buscaban su ayuda en sus rituales y hechizos, y su imagen aparecía en tablillas de maldiciones. Incluso en la actualidad, algunos seguidores de la brujería y la magia siguen invocando a Hécate en sus prácticas esotéricas. En resumen, la evolución de Hécate en la cultura y la historia revela los cambios en su representación visual, su presencia en la literatura y el arte, y su influencia en la brujería y la magia moderna. Su imagen y mitología perduran como parte del legado cultural de la antigua Grecia y continúan siendo objetos de estudio y fascinación en la actualidad.

  • El cambio de la imagen de Hécate en periodos posteriores.
  • Hécate en la literatura y las representaciones artísticas.
  • Influencia de Hécate en la brujería y la magia moderna.

SIGNIFICADO ESPIRITUAL DE LAS SIRENAS.

Las sirenas son figuras mitológicas cargadas de significado. Se ha dicho mucho de estas criaturas y no todas cosas bellas. Por ejemplo, una de las historias más conocidas tiene que ver con su capacidad para llevar marineros a la ruina. Sin embargo, el significado espiritual de las sirenas va mucho más allá de esa creencia, aunque sí tiene que ver con la seducción, el poder, el misterio y la persuasión. Esto es todo lo que debes saber al respecto.

SIGNIFICADO ESPIRITUAL DE LAS SIRENAS: LO QUE DEBES SABER


Aunque se las considera seres mitológicos, hay quienes aseguran que las sirenas son, en verdad, criaturas extintas. De hecho algunos artículos aventuran que su desaparición ha sido causada por los avances de la navegación.

En cualquier caso, no cabe duda de que el significado espiritual de las sirenas se relaciona directamente con la feminidad y la seducción. La famosa historia que cuenta que estas criaturas se encargaban de atrapar marineros con su canto parte de allí. Son criaturas encantadoras y eso las hace peligrosas.

Pero también tienen fuerte relación con el propio deseo. Y en ese sentido, no son malignas. El significado espiritual de las sirenas también tiene que ver, entonces, con conectar con aquello que anhelamos profundamente. No por nada se relaciona a estas maravillosas criaturas con diosas como Afrodita o Venus. En última instancia, simbolizan el amor mismo.

Representan también el poder femenino. La libertad de la mano del goce, la ferocidad para defender su territorio, la fuerza natural.

CUANDO APARECEN SIRENAS EN TU VIDA


Si las sirenas empiezan a aparecer en tu vida, por ejemplo en forma de sueño, tiene que ver con todo lo anterior. En el caso de mujeres que se vean interpeladas por sirenas, puede tener que ver con una búsqueda de su propia feminidad. En este sentido, se relaciona principalmente con el hecho de buscar el poder personal y la propia libertad.

En el caso de los hombres, la aparición de sirenas puede representar que una mujer está por aparecer en su vida pero que no es de fiar. Que debe, cuanto menos, cuidarse.

Más allá de estas diferenciaciones, la aparición recurrente de figuras o imágenes de sirenas en nuestra vida diaria implican que algo está por cambiar, y que debemos prestar mucha atención antes de tomar decisiones impulsivas. También se asocian a la expresión del propio deseo, que está pidiendo salir a la luz.

Finalmente puede tener que ver con lo que aparecerá pronto en la vida un amor inesperado que generará grandes cambios.

DIOS MITRA.

Mitra es el dios persa del sol naciente, los contratos, las alianzas y la amistad. También supervisaba el paso ordenado de las estaciones del año, mantenía el orden cósmico y era el responsable de conceder la gracia divina a los reyes, legitimando su gobierno y, como protector de los creyentes, también era invocado por los guerreros antes de las batallas, por lo que pasó a ser conocido como un dios de la guerra.

Es el más conocido y uno de los dioses más populares del panteón de la religión politeísta irania temprana, y su veneración continuó después de que la religión monoteísta del zoroastrismo reemplazó el sistema de creencias anterior.

Está vinculado con el dios védico Mitra y con frecuencia se asocia con el culto mistérico romano del dios Mitra, que floreció en el Imperio romano hacia el 100 – 400 d. C., pero en realidad se trata de dos deidades distintas, aunque el romano deriva del persa. A pesar de que a menudo se considera al Mitra romano y su culto como precursores y modelo para Jesucristo y el cristianismo, no hay ninguna evidencia histórica que respalde esa afirmación.

MITRA SIEMPRE ESTÁ VIGILANTE Y NO SE LO PUEDE ENGAÑAR, CONOCE LOS CORAZONES Y LAS VERDADERAS INTENCIONES DE LA GENTE Y MANTIENE A RAYA LAS FUERZAS DE LA OSCURIDAD.

Se invoca el nombre de Mitra en inscripciones datadas durante el Imperio aqueménida (ca. 550-330 a. C.), especialmente durante el reinado de Artajerjes II (404-358 a. C.) y todavía era reconocido durante el Imperio sasánida (224-651 d. C.). Tras la caída del Imperio sasánida en manos de los árabes musulmanes, en el 651 d. C., el zoroastrismo (incluido el culto a Mitra) se eliminó y, posteriormente, los parsis llevaron los textos y tradiciones zoroástricas a la India, donde la fe se preservó intacta. Mitra todavía desempeña un papel importante en los ritos del zoroastrismo actual, que conserva las tradiciones del pasado antiguo.

Origen, carácter, representación

El origen del culto a Mitra se remonta a algún momento anterior al tercer milenio antes de Cristo, cuando grupos migratorios ahora conocidos como indoiranios e indoarios comenzaron a asentarse en las regiones de Irán y el norte de la India, respectivamente. Por lo tanto, hay numerosas similitudes entre las deidades védicas y las de la religión irania temprana, que incluyen al Mitra persa y su homónimo védico.

El Mitra védico (a veces llamado Mitra-Varuna) era el dios de los contratos y del amanecer, de la fertilidad en forma de lluvia y buenas cosechas, y guardián de la verdad. La asociación entre Mitra y Varuna juntó al dios del amanecer con el poderoso dios del cielo, Varuna, y se los imaginaba habitando un palacio en los cielos con mil puertas, desde el que salían cabalgando cada mañana en un carro brillante.

El Mitra persa está descrito en el Avesta (texto sagrado zoroástrico) como:

Él que es el primero, entre los dioses celestiales, en alcanzar el Harā [Montes Elburz], antes que el veloz sol inmortal; el que, el más grande en su resplandor, se apodera de las bellas cumbres y desde allí observa el país habitado por los arios [pueblos iranios] con una mirada benefactora. (Yasht 10.13, citado en Curtis, 14)

Cabalga en un carro brillante arrastrado por caballos blancos, trae el sol naciente, armado con una lanza de plata, un arco y flechas de oro, dagas, hachas y la maza que simboliza su papel como guardián del orden cósmico y del dios que legitima la monarquía. Mitra siempre está vigilante y no puede se lo puede engañar, conoce los corazones y las verdaderas intenciones de la gente, y mantiene a raya las fuerzas de la oscuridad. Era considerado como la fuerza más poderosa contra el Señor de los Demonios, Angra Mainyu (también conocido como Ahriman), quien temía a su maza más que a cualquier otra arma divina.

El zoroastrismo (y presumiblemente la religión irania temprana de la que surgió) se centraba en el conflicto entre las fuerzas del bien y el orden, lideradas por Ahura Mazda; y las del mal y el caos, bajo el mando de Angra Mainyu. El objetivo principal de la vida humana era escoger a cuál de ellas seguir, y era responsabilidad de los dioses como Mitra ayudar a la gente a elegir el camino correcto y protegerla de las mentiras y trampas del Maligno. El académico John R. Hinnels describe el carácter central de Angra Mainyu:

Se dice que el Espíritu maligno ha creado la «no-vida» (es decir, una forma de existencia diametralmente opuesta a todo lo que es bueno en la vida «real») y la peor existencia. De forma apropiada para una religión que siempre ha enseñado a apreciar las cosas buenas de la vida, se hace referencia al destino para los malvados como «un lugar de mala comida». Es la «Casa de la Mentira». Zoroastro dice que las fuerzas del mal son los poderes de la Furia, la Arrogancia y la Mala Intención. Destruyen el Mundo de la Verdad, dañan al ganado y apartan al hombre de la vida buena y la inmortalidad. (52)

Mitra era una defensa poderosa contra esas fuerzas. Su responsabilidad era proteger a la humanidad y, por extensión, sus cultivos y su ganado, de las argucias de Angra Mainyu. Para lograrlo, uno de sus deberes principales era legitimar la monarquía concediendo la farr (gracia divina) a un rey valioso, que cuidaría de su pueblo, y quitándola cuando este dejaba de cumplir su parte del contrato.

También servía como juez de las almas de los muertos en el Puente Cinvat, que conectaba el mundo de los vivos con la vida eterna, en el que se leía su registro de las acciones buenas y malas de las almas y se decidía su destino tras la muerte. Las que habían seguido a Ahura Mazda iban a la Casa del Canto; las que habían escogido la senda de Angra Mainyu eran enviadas al destino que habían aceptado durante todas sus vidas, la Casa de la Mentira.

El zoroastrismo y el Imperio aqueménida

Esta representación del dios y su papel en el mantenimiento del orden proviene de textos zoroástricos, aunque se cree que refleja su posición y responsabilidades en la religión irania temprana. Este sistema de creencias era una tradición oral, igual que el zoroastrismo, y no quedó nada por escrito hasta el período sasánida. Resulta difícil, por tanto, saber de qué forma entendían originalmente a Mitra los primeros iranios, qué partes de los textos zoroástricos reflejan esa primera comprensión y cuáles tuvieron la influencia de las reformas de Zoroastro y el establecimiento de la nueva religión.

SE HABRÍA VENERADO A MITRA EN TEMPLOS DE FUEGO EXTERIORES, DONDE SE HONRABAN LOS ELEMENTOS DEL FUEGO, EL AIRE, LA TIERRA Y EL AGUA.

Zoroastro era un sacerdote (magi) de esta religión que, un día, tuvo la visión de que la comprensión espiritual de la gente era errónea, que todos esos dioses no existían y solamente había uno, Ahura Mazda, y era su misión corregir ese error. Así lo hizo Zoroastro, fundando la nueva fe del mazdeísmo, que pasó a ser conocida como zoroastrismo, y los antiguos dioses fueron reinventados como emanaciones (o avatares) del único dios verdadero.

Se ha aceptado desde hace tiempo que el primer rey del Imperio aqueménida, Ciro II (el Grande, r. ca. 550-530 a. C.) era zoroastra, porque esa religión estaba asentada firmemente en la región durante su reinado. No necesariamente tiene que ser así, porque las inscripciones de Ciro el Grande que se refieren a Ahura Mazda podrían fácilmente ser interpretadas como referidas tanto al rey de los dioses de la antigua religión como al dios único de la nueva. Lo mismo aplica a sus sucesores, Darío I (el Grande, r. 522-486 a. C.) y Jerjes I (r. 486-465 a. C.) que se refieren a Ahura Mazda de la misma forma. Darío I incluso se refiere a “los otros dioses” en su famosa inscripción de Behistún.

La vinculación del Imperio aqueménida con el zoroastrismo proviene de los escritores griegos y posteriormente romanos y, aunque es probable que los aqueménidas fueran zoroastras, no es seguro, al menos con los primeros monarcas. Las inscripciones de Artajerjes II listan a Ahura Mazda, Anahita y Mitra, invocan la protección de todos ellos en sus proyectos de construcción, lo que ha llevado a los académicos del pasado a pensar que el zoroastrismo era politeísta. Sin embargo, una interpretación más precisa sería que, o bien Artajerjes II no era zoroastra o bien que invocaba a Ahura Mazda como el único dios verdadero y a Anahita y Mitra como emanaciones protectoras de una sola deidad.

Sea como sea, el estatus de Mitra como protector del orden y de dios omnisciente de la justicia siguió igual que siempre. Ni la religión irania temprana ni el zoroastrismo creyeron en templos para sus dioses, porque consideraban que las deidades eran demasiado poderosas como para ser confinadas en una casa construida por la mano del hombre, de manera que no resulta sorprendente que no se hayan identificado hasta ahora templos dedicados a Mitra (y, de hecho, es sorprendente que haya tantos asociados claramente con Anahita). Mitra habría sido adorado como cualquiera de los demás dioses, en templos de fuego exteriores, donde se honraban los elementos del fuego, el aire, la tierra y el agua (personificados por dioses como Atar, Mitra, Haoma y Anahita). El culto a Mitra o, al menos, la veneración ampliamente difundida del dios como un avatar, debe haber continuado, porque era practicado por los piratas cilicios (un grupo formado por diferentes nacionalidades), cuando fueron reubicados en la Cilicia Campestris, hacia el 66 a. C., por Pompeyo el grande (106-48 a. C.).

El culto romano a Mitra

Es probable que los piratas cilicios, que al parecer practicaban algún tipo de culto a Mitra, inspiraran el movimiento que pasaría a ser el culto popular a Mitra en Roma. Los soldados romanos de Cilicia, a las órdenes de Pompeyo, habrían recogido los elementos esenciales de dicho culto y los habrían popularizado entre las legiones. El problema con esta teoría, así como con cualquier otra referente al origen del culto a Mitra, es que nadie sabe ni cuándo ni cómo empezó, como se difundió, o incluso cuáles fueron sus creencias.

La afirmación de que los piratas cilicios practicaban el mitraísmo viene de la Vida de Pompeyo, de Plutarco, donde dice que los piratas de Cilicia «celebraban allí ciertos ritos secretos, entre ellos los de Mitra, que ellos instituyeron, siguen en la actualidad» (24.5). Parecería razonable concluir que las prácticas religiosas de los piratas fueron recogidas por los legionarios romanos y difundidas a partir de ahí, especialmente porque el culto a Mitra fue muy popular en el ejército romano.

Como no está claro, sin embargo, cuáles eran los principios dogmáticos de dicho culto o qué forma adoptaron los «ritos secretos» de los piratas cilicios, no se puede identificar de manera categórica a Cilicia como el punto en el cual el Mitra persa se transformó en el Mitra romano. Sin embargo, lo que está claro es que existen diferencias significativas entre las dos deidades y la forma en que eran veneradas.

El Mitra romano es una deidad solar, guardián de los contratos, el orden y la amistad, muy similar al Mitra persa, pero las similitudes acaban ahí. Esas características, como cualquier otra relativa al culto, provienen de la evidencia física en forma de mosaicos, estatuas y relieves, y de los escritores cristianos, críticos con dicha religión. Los adeptos no dejaron nada escrito, porque eran iniciados en un culto mistérico, es decir, un grupo religioso cerrado que mantenía en secreto sus creencias y rituales, y no estaban autorizados ni interesados en compartir la información con los no iniciados.

Mitra está universalmente representado en el arte como un hombre joven que sacrifica al toro celestial, en un acto interpretado como símbolo de muerte y resurrección. También se lo representa como naciendo de una roca, aguantando una antorcha mientras emerge (haciendo énfasis en su papel como portador de la luz), o disparando una flecha hacia una nube (o una roca) de la cual surge el agua (lo que lo identifica con la vida y la fertilidad). Su culto se mantenía secreto, se realizaba en cuevas o templos subterráneos construidos para parecer cuevas, y a las mujeres no se les permitía unirse al culto. Ninguna de esas iconografías o rituales tiene nada que ver con el Mitra persa. Aun así, tal como puntualiza Hinnells, la gente de la época asociaba al Mitra romano con el dios persa:

El mitraísmo era conocido por sus contemporáneos como «los misterios persas» y se referían al propio Mitra como el «dios persa». Algunos atribuían explícitamente las enseñanzas mitraicas a Zoroastro. El origen persa parece confirmado por algunos de los detalles de los misterios; por ejemplo, se utilizan palabras persas reconocibles, y uno de los siete grados de iniciación es el de los persas. (78)

No parece haber dudas de que el mitraísmo romano fue inspirado por el Mitra persa, pero eso no es lo mismo que decir que haya una especie de continuidad desde la religión irania temprana, a través del zoroastrismo, hasta el mitraísmo romano. El mitraísmo era de naturaleza astrológica, se concentraba en la adivinación, la iluminación de la propia vida y la resurrección después de la muerte. Los iniciados pasaban por una serie de pruebas que, una vez superadas, hacían subir al adepto a través de una jerarquía de siete niveles hasta alcanzar el más alto, el de Padre, que era visto como una figura sacerdotal iluminada y protectora. Los iniciados compartían la comida y el culto, y observaban la fiesta del domingo, lo que fue uno de los principales motivos de crítica de dicho culto por parte de los escritores cristianos, que afirmaban que el mitraísmo copiaba al cristianismo.

GAILAN.

El Gailan es un ser mitico de Andalucia.

Os dejamos una breve reseña del mismo:

Gailán, Reino de Granada

Habita la floresta y tiene la forma de un gato gigante con rostro humano, normalmente camina a cuatro patas, pero si se lo propone puede hacerlo erguido.

Su poder está en la cola, que usa a modo de látigo. Era muy temido por los ganaderos, ya que es un ser que caza por placer y es capaz de destruir rebaños y granjas enteras.

NINFAS.

Las ninfas son seres o criaturas mitológicas de género femenino, son divinas, deidades menores y por tanto, al igual que los dioses y titanes son inmortales.

Las ninfas son muy importantes dentro de la mitología griega, pues están vinculadas a un lugar en la naturaleza definido, como por ejemplo, arboledas, ríos, mares incluso árboles.

Por tanto, son criaturas libres, relacionadas tanto con dioses, como con semidioses y mortales, pues son de belleza y gracia divina y hasta los dioses quedaron cautivos con sus encantos

En el arte son representadas como jóvenes hermosas, generalmente desnudas, cantando o bailando, su función dentro de la mitología era la de protección del lugar al que estaban asociadas.

La función de las ninfas en la mitología varía según el tipo de ésta, generalmente era espíritus protectores del la naturaleza, en especial de aquel lugar que tenían consagrado.

Personifican las vitalidad y la fecundidad de la naturaleza, de facultades proféticas en algunos casos, estimulaban el valor y la grandeza de espíritu a los hombres

Tipos de ninfas y sus características

Las ninfas viven un paraje natural concreto y obran su influencia cerca de el. En ocasiones están tan vinculadas a esa parte de la naturaleza que podían llegar a morir si desaparecía, como los arroyos o pozos.

Las ninfas son perseguidas por sátiros, que siempre desean copular con ellas. Forman parte del séquito de algunas diosas, en especial de la diosa Artemisa, pues es la diosa más relacionada con la naturaleza salvaje.

Las oceánides

Las Oceánides son las ninfas hijas del titán Océano y la titánide Tetis, estaban asociadas a lagos, estanques, ríos y fuentes, eran las hermanas de los Oceánidas, los dioses menores de los ríos.

Existen multitud de ninfas Oceánides, pero algunas de ellas fueron muy relevantes en los mitos griegos, Eurínome madre de las tres Cárites junto con Zeus, Merope, la madre del malogrado Faetón.

Aunque las más importante de ellas fue Estigia, la mayor y la más respetadas de todas.

Siguiendo el consejo de su padre fue de las primeras inmortales en ofrecer su ayuda a Zeus y los dioses olímpicos en la titanomaquia, por ello al finalizar la guerra fue premiada con Zeus.

Su nombre se convirtió en sagrado y, tanto dios como hombre que prestará un juramento en su nombre estaba obligado a cumplirlo.

La madre del dios Dionisio, Sémele hizo que Zeus bajo juramento a Estigia que le demostraría todo su poder, Semele estaba influencia por Hera y, aquella demostración de poder fue su final.

Faetón, hijo de Apolo, hizo jurar a su padre por Estigia que podría obtener lo que quisiera si estaba en su mano, también antes de su trágico final.

Aunque su nombre preste confusión, no eran ninfas de los océanos, pues los océanos y mares estaban consagrados a Poseidón y otras deidades menores.

Nereidas

Son las cincuenta ninfas, hijas de Nereo el dios de las olas del mar y de la Oceánide Doris, todas estaban vinculadas al mar Mediterráneo, forman parte del séquito de Poseidón.

Vivían en el mar, cantando y danzando junto a su padre, eran criaturas bondadosas, pues ayudaban a los marineros en sus travesías. Aparecen en el mito del Vellocino de oro.

Las más famosas de ellas fueron: Anfítrite, esposa del dios Poseidón, Tetis, la madre de Aquiles y Psámate madre del Foco y esposa de Pelaco.

Se las representa vestidas con túnicas blancas o desnudas, muy bellas y compañeras de los animales marinos. Los marineros les ofrecían ofrendas antes de hacer viajes por mar.

En ocasiones eran confundidas con las sirenas, aunque sus objetivos era muy opuestos.

Náyades

Las Náyades son ninfas de agua dulce, asociadas a pozos, riachuelos y arroyos pequeños. Aunque eran inmortales al igual que el resto de las ninfas, según que mitógrafos, las consideraban mortales.

Al estar vinculadas al pozo o manantial, si este se secaba la náyade moría. Los jóvenes enamoradizos les ofrendaban mechones de pelo en sus plegarias.

Al contrario que las otras ninfas, las Náyades no siempre era bondadosas y, si el cuerpo natural al que estaban vinculadas era mancillado por un mortal, la náyade protectora , le castigaría.

Eran igual de hermosas que el resto de ninfas, pero en cambio no solían mostrarse a los mortales.

Las clases de náyades son: Las Potámides, las ninfas de los ríos, las Heleades, las ninfas de los pantanos, las Creneas de las fuentes, las limnades de los lagos y las Pegeas, las ninfas de los manantiales.

El origen de las Náyades es más confuso, pues según el autor son consideradas hijas de Zeus, en cambio para otros, son hijas de dioses menores de los ríos.

Oréades

Las oréades son las ninfas protectoras de montañas, valles y grutas, son criaturas femeninas muy hermosas y gráciles, todas las montañas en la antigua Grecia tenían una Oréade protectora.

Las más famosas Oréades fueron Adrastea y Amaltea, las nodrizas de Zeus, que cuidaron al señor del Olimpo y lo alimentaron.

La ninfa Eco, fue otra Oreade famosas, la ninfa con la voz más hermosa, que perdió como castigo de la diosa Hera, fue protagonista del mito de Narciso.

Alseides

Son las ninfas que habitan junto a las flores, es decir son ninfas florales, en otras mitologías y culturas son llamadas hadas.

Están muy vinculadas Perséfone pues era la diosa que se ocupaba de la germinación de las flores y plantas. 

Auloníades y Napeas

Las Auloníades son ninfas benefactoras de los valles, forman parte del séquito del dios Pan, el dios de los pastores y rebaños, están vinculadas a la agricultura y por ende también a la diosa de la agricultura Demeter.

Las más famosa de las ninfas Auloníades fue Eurídice, en el mito de Orfeo y Eurídice, el joven tracio desciende al inframundo en busca de su amada.

Las Napeas por su parte, aparecen en la obra literaria española más internacional, en Don quijote de la Mancha, pues Don Quijote a su paso por Sierra Morena les implora un paso seguro por el lugar.

Dríades

En la mitología griega, las ninfas Dríades, son las ninfas de los árboles, aparecen en los doce trabajos de Heracles, pues en uno de los últimos trabajos, Heracles debe recoger las manzanas del árbol de las Hespérides.

Estaban asociadas a un árbol en particular, y son muy protectoras ante los mortales, pues las dríades al igual que las Náyades no eran inmortales.

Las más famosa de las Dríades fue Dafne, la ninfa que acabó convertida en Laurel ante la persecución del dios Apolo.

DIOSA CIBELES.

La Diosa Cibeles fue considerada una madre de los dioses de acuerdo a la cultura griega. Se cree que su culto se origina de la antigua adoración de las grandes madres o diosas de la fertilidad. Conoce más de su historia y mito en el siguiente artículo especial.

Diosa Cibeles

En esta oportunidad vamos a descubrir todo lo relacionado con la Diosa Cibeles, que era en origine, una diosa frigia. Cuenta la historia que dentro de la cultura griega, Cibeles representaba una madre de los dioses, la madre de Zeus y de otros importantes dioses de la época. El significado de la Diosa Cibeles viene del idioma griego y hace traducción a “Abuela de los dioses”.

Se cree que el culto a la Diosa Cibeles deriva probablemente de la antigua adoración de las grandes madres o diosas de la fertilidad, así como también de la diosa de la agricultura, Deméter. El mito frigio narra que Zeus depositó su semilla en la tierra en una ocasión en la que dormía en el monte Dídimo, en Frigia, hoy en día el centro de Turquía. La historia indica que tras haber depositado esa semilla, nace una criatura hermafrodita que fue castrada por los dioses. Se considera que así nació lo que se conoce como la Diosa Cibeles.

De los genitales de esta criatura hermafrodita creció un alimento cuyo fruto se depositó en el vientre de la ninfa Nana, que quedó embarazada y tuvo un hijo al que posteriormente abandonó después de darlo a luz. Este niño fue llamado Atis, que fue criado según el mito por una cabra y se convirtió en un joven bastante atractivo físicamente, tanto así, que la Diosa Cibeles se enamoró perdidamente de él.

Cuando Atis se encontraba organizando todo para casarse con otra mujer, la Diosa Cibeles se puso muy celosa y le obligó a castrarse. Actualmente existen muchas tradiciones y mitos detrás de la historia de Cibeles y Atis. En todas ellas se incluyen el tema de la muerte y la resurrección. Se dice que Atis no logró sobrevivir a la mutilación y quedó convertido en un pino, mientras que otras versiones dicen que fue enterrado en Pessinus y resucitado por Cibeles.

También existen versiones que indican que Atis vivió como sacerdote eunuco al servicio de la Diosa Cibeles. En la localidad de Roma, esta diosa se convirtió en una de las más populares. Durante la Segunda Guerra Púnica (218-101 a.C), un periodo caracterizado por la destrucción para los romanos, la Diosa Cibeles llamó la atención de todos sus habitantes, llegando su culto a Roma.

El culto a la Diosa Cibeles se extendió por toda Roma, principalmente, porque según ciertas profecías de los Libros Sibilinos, un tipo de libro de frases de los oráculos, Roma sólo podría vencer en la Segunda Guerra Púnica si se adoraba a la llamada “Gran Madre”. Cibeles recibía adoración y culto por parte de todo el pueblo romano, siendo una de las más veneradas.

El león, considerado como el animal más fuerte que existe en la naturaleza, también estaba dedicado a la Diosa Cibeles y es por ello que en la mayoría de los casos es representada como una leona en un carro tirado por los leones. El culto de la Diosa Cibeles en Roma se caracterizada, entre otras cosas, por los rituales estruendosos y las procesiones.

En medio de las actividades en honor a la Diosa Cibeles, sus sacerdotes, los Galli, enterraban un pino que hacía simbología de Atis. Luego de eso se esperaban varios días para perforar los brazos y se rociaban el altar con su sangre en un estado de éxtasis. Durante el último día de celebración, los asistentes celebraban la resurrección de Atis, mientras se paseaba la estatua de la diosa en procesión y se limpiaba.

Muchos se preguntan sobre quién es Diosa Cibeles y podríamos decir entonces que era en origen una diosa frigia, es decir, de una región de Asia Menor que hoy en día corresponde territorialmente a Turquía. La historia nos habla sobre el significado que tuvo esta diosa para los griegos, quienes hicieron de Cibeles, una madre de los dioses, la madre de Zeus y de otros tantos dioses destacados.

En la mitología griega también se le conoce como Δαμία (Damia). En la mayoría de los casos se le representa con vestimentas frigias, además de llevar una corona que tiene forma de muralla. También porta las llaves que, de acuerdo a la tradición, dan acceso a todas las riquezas que existen en la Tierra. La Diosa Cibeles monta un carro que simboliza la superioridad de la madre Naturaleza, a la que incluso se subordinan los poderosos leones que arroja del mismo.

Existen algunas representaciones en donde la Diosa Cibeles aparece sentada sobre un trono custodiado por los leones. Hay una leyenda, redactada por Ovidio en Las Metamorfosis, en donde se relaciona a Cibeles con una singular pareja mitológica, Hipómenes y Atalanta, que compitieron en una carrera de velocidad.

No se sabe a ciencia cierta quiénes son los padres de la Diosa Cibeles pero es importante mencionar que esta diosa está asociada directamente con la fertilidad. Además encarna la naturaleza salvaje, simbolizada por los leones que le hacen compañía. Se le atribuyó la curación de varias enfermedades y la protección de su pueblo durante el transcurso de la Segunda Guerra Púnica, un periodo bastante desastroso para los romanos.

De acuerdo a la mitología griega y tomando en cuenta que su figura ya estaba representada por otras divinidades, Cibeles tuvo que ser readaptada con el objetivo se integrarse en los mitos que ya existían, tanto es así, que muchos autores consideran a esta diosa como el mismo personaje que Rea, la madre de los dioses.

Uno de los mitos más conocidos en los que hace aparición la Diosa Cibeles es precisamente el de Atalanta e Hipómenes. También es importante mencionar, que de acuerdo a la mitología griega, fue Cibeles o Rea quien inició a Dioniso en su culto misterioso. Su similar romana era Magna Mater, llamada como la Gran Madre o Madre del Ida.

La Diosa Cibeles es identificada por muchos como la “Señora de los Animales”, un apodo que también recibe la Diosa Madre minoica. Ese título revela sus arcaicas raíces paleolíticas. Se le reconoce como una deidad de vida, muerte y resurrección. Su consorte, cuyo culto se introdujo años más tarde, era Atis. Podríamos decir que es una de las principales diosas de las antiguas culturas del Oriente Próximo.

Cibeles, según la historia, ha sido una de las diosas madre más honrada en todo el mundo antiguo. Se cree que el centro de su adoración se ubicaba en la Monte Dindymon en Pesinunte, donde cayó el Betilo cúbico y negro denominado Kubele que da origen precisamente a su nombre. En plena Segunda Guerra Púnica, los romanos, haciendo caso a una profecía, enviaron embajadores a Pessinus con el objetivo de llevar a Roma la piedra sagrada.

La piedra sagrada fue llevada escoltada por cinco quinquerremes que fueron recibidos por Claudia Quinta. En un primer momento fue instalada en el templo de La Victoria en el suroeste del Monte Palatino, mientras se terminaba la construcción de su propio templo el cual fue consagrado el 9 de abril de 191 a.C. A continuación le dejamos algunos enlaces de interés:

LOBISHOME.

Las leyendas en las que aparece un hombre- lobo o simplemente un lobo están muy extendidas en el folclore español. En este artículo se va mostrar alguna de los relatos que encarnan estos personajes símbolos de la naturaleza dual, la humana y la animal. Normalmente en sociedades agrícolas y ganaderas el lobo ha sido identificado con el mal y con la muerte. Por ello ha sido perseguido en toda Europa hasta el punto de que muchos lugares como en Inglaterra se ha extinguido. El lobo ha simbolizado también la pasión desenfrenada y la gula. Éste es el motivo por el cual muchos cuentos populares, como el de Caperucita roja, se muestre al lobo como el malo. Lo mismo se va a ver en las leyendas gallegas y astures.

  1. Lobishome, la licantropía en Galicia.

Los lobishome es el nombre que reciben los hombres- lobos en las tierras gallegas. Se narra en las viejas historias que hay varias causas por las que un hombre puede llevar consigo la maldición del lobo. Una de ellas era por haber sido maldecido por sus padres o haber violado la abstinencia en el tiempo de cuaresma.

Hay, por ejemplo, una leyenda que proviene de Doiras, en la zona de Lugo, que narra la historia de un Lobishome por la maldición de un padre a su hijo. Cuenta el relato que el hijo quería ir de romería a la fiesta de Pedrafita, pero el padre se quejaba y le recriminaba que se fuera de juerga cuando había que trabajar. Ya cansado el padre de discutir con su hijo le dijo: “¡Pues vete a la fiesta, y ojalá andes detrás de las lobas como andas detrás de las mozas!” A los pocos días el hijo desapareció sin que nadie supiera lo que le había ocurrido. En esas mismas fechas empezó a rondar por los alrededores del pueblo un lobo de gran tamaño, que atacaba el ganado y no temía al hombre.

El padre recordó la maldición que le había echado a su hijo en medio de la discusión y se fue a ver una mujeruca vieja, que era meiga. La mujer le contó que, a pesar de la maldición, su hijo podía aún recuperar el aspecto humano. Para ello debía hacerle una herida sin que le causará excesivo daño. De esta forma el padre salió al bosque la noche siguiente armado con su cuchillo y llevando consigo un cordero, al que ató al pie de un tojal. Al poco tiempo el lobo se acercó y atacó al animal. El padre salió del escondite, donde se había ocultado, e hirió al lobo con la punta del cuchillo en el lomo. El canino se volvió gruñendo, pero el padre le abrazó llamandolo por su nombre. Entonces el pellejo del lobo empezó a abrirse por la herida infligida hasta que el hijo se desprendió de ella como si se tratara de un abrigo.

Otras leyendas narran que la maldición se debe a haber roto el ayudo de cuaresma o haber comido carne en el Viernes santo. Sin embargo, hay otra causa de la licantropía, que está muy extendida por las tierras del norte de España. Dicen los cuentos que el séptimo hijo de una familia de todo varones puede ser un lobishome o un saludador. En el caso de que sea un familia de todo mujeres la séptima hija sería una bruxa.

Según la leyenda al llegar la noche el lobishome sale al campo, donde se desnuda debajo de un roble y se convierte en lobo. Debe correr por siete aldeas (una por cada hermano) con este aspecto para romper la maldición. En cada pueblo se desprende de una de las siete pieles aullando amargamente. Otra forma de librase de la marca del lobo es que el niño sea bautizado con el nombre de Antonio o de Benito y apadrinado por uno de sus hermanos mayores. Esta costumbre fue exportada a América del sur por lo portugueses y españoles.

Los saludadores son, al contrario que los hombres- lobo, personas que pueden curar a otras, sobre todo de la rabia. Esta gente tenía, incluso antes de nacer, poderes sobrenaturales. Se les reconocía porque nacían también siendo el séptimo hijo de todos varones, pero con una marca en el paladar o debajo de la lengua de una cruz o una rueda. Una leyenda gallega cuenta que a un hombre que iba de camino le mordió un mastín rabioso. Pasados tres o cuatro días se le acercó en una iglesia un labrador que le dijo que era saludador y que le iba a curar. Le llevó a su casa y en presencia de sus vecinos le golpeó por tres veces en la nariz hasta hacerle sangrar. En las gotas de sangre, que se recogieron en un plato se vio un gusano vivo bullendo, que era el portador del mal.

  1. Los loberos o encantadores de lobos.

Otra leyenda muy extendida por las tierras de Hispania es la de los loberos o loberas. Estas personas no tienen la capacidad de transformarse, sino que son considerados brujos capaces de controlar a los animales salvajes. Sería semejantes a los personajes de los warg de los populares libros de Juego de Tronos y que el escritor ha sacado del folclore.

 En algunos casos eran gente que perseguían a los lobos adultos y los mataban para hacerse con sus crías, a las que exhibían en las fieras de los pueblos. En otras ocasiones eran brujos o meigas que conocían el arte para mantener a estos animales bajo su control. Estos últimos eran sospechosos de haber hecho un pacto con el diablo.

Entre las historias de loberos se cuenta la de Ana María García, que llegó a ser juzgada por la Inquisición. Ana María García nació en Posada de Llanes en Asturias en 1623. La comunidad donde vivió estaba en medio de frondosos bosques y algo aislada de las ciudades y del contacto exterior. Sus padres se ganaban la vida gracias a la agricultura y a la ganadería, lo que no les proporcionaba mucho dinero. Ana María era la menor de sus hermanos. Al morir sus padres pasó de unos parientes a otros sin que nadie quisiera hacerse cargo de ella. Al cumplirlos catorce un primo suyo la dejó embarazada.

Si se tratara de un caso hoy día lo que se diría es que la niña sufrió el desamparo y el maltrato de sus familiares. Como fuera Ana María se acostumbró a andar ella sola por los bosques cuidando el ganado de la familia. La niña se encontraba más a gusto en esos paramos salvajes, donde conocía todos los caminos y las plantas. Se cree que fue allí donde se puso en contacto con los lobos. Según la historia la seguían siempre siete lobos de distintos colores que la obedecían en todo.

Al haber tenido un hijo siendo soltera la marginación fue aún mayor. Esto la llevó a trabar amistad con Catalina González, una vieja bruja. Se supone que fue Catalina quien le enseño las artes brujeriles, el trato con el demonio y con los lobos. Según se relata en el proceso había que invocar a los lobos trazando un círculo en el suelo dando luego dos vueltas a su alrededor y pasando a continuación dentro, donde se lanzaba el conjuro y se silbaba. Tras este hechizo aparecían los siete lobos- demonios dispuestos a servirles.

Al morir Catalina, la joven se quedó sin nadie, ya que sus familiares se habían desentendido de ella. Dejó a su hijo al cuidado de su padre y abandonó la comarca en compañía de sus lobos. Vivía en el campo y en los bosques, aunque de vez en cuando se acercaba a un poblado a pedir comida o albergue. Si la ayuda le era negada mandaba a sus sietes lobos contra esa población, que atacaban al ganado.

En esta época entabló la Lobera amistad con dos pastores que se dedicaban a la trashumancia por Asturias y León. Se quedó con ellos tres años teniendo relación con ambos. Fue un tiempo bueno para ella, ya que tuvo con esos dos pastores lo más parecido a una familia que había conocido. La joven era guapa y sus fieles animales le daban un toque de misterio. En esos tres años los lobos le ayudaron y protegieron. Sin embargo, no fue denunciada ni tuvo ningún contratiempo hasta que, dejando a los pastores, se dirigió hacia La Mancha.

Llegó hasta Toledo donde se unió con otro pastor que regentaba las tierras de don Gabriel Nuño de Guzmán, un terrateniente de la zona. Ana María llamó la atención de doña María de Cerro, esposa del propietario. Se rumoreaba que, aparte de su vida libidinosa, realizaba cultos paganos como demostraban sus siete lobos. Doña María de Cerro la interrogó. Ante esto la Lobera decidió huir de nuevo hacia Asturias, pero fue detenida por la Inquisición.

A finales de mayo de 1648 se abrió el proceso contra Ana María García. La condena fue suave si se la compara con otros juicios acaecidos en Europa. Se la obligó a permanecer cuatro meses recluida en una casa para que recibiera la educación religiosa adecuada. Se creyó que había su aislamiento e ignorancia lo que le había llevado a convertirse en bruja y lobera. Se trató más como una persona loca que como una bruja. De todas formas el encierro debió de ser dudo para la Lobera, ya que había pasado toda su vida caminando por los bosques en total libertad.

La joven mantuvo una aptitud humilde y asustada ante el Tribunal, lo que la libro de sufrir tortura y una condena más estricta. Después de cumplir la pena encierro sin queja por su parte, se cree que regreso a sus bosques de Asturias. Los últimos datos de su vida son escasos, pero lo más posible es que prefiriera poner tierra de por medio y volver a lugares más familiares.

Estos son algunos de los mitos e historias respectos a Lobishomes y Loberos en España. Y, aunque el lobo solía ser considerado en toda Europa como un mal, también ha tenido un halo de misterio. Su simbolismo es ambiguo, vinculado, por un lado, a la muerte y a la valentía del guerrero desde la mitología celta y, por otro, a la sexualidad y a la libertad. Lo que deja ninguna duda es que se ha convertido en un arquetipo del inconsciente colectivo de los pueblos europeos, representación, quizás, de un lado oscuro, salvaje del hombre.

EL KRAKEN.

n las sagas y crónicas nórdicas de la Edad Media se menciona a un terrorífico monstruo marino del tamaño de una isla, que se movía por los mares entre Noruega e Islandia. La saga islandesa de Örvar-Oddr, del siglo XIII, hablaba del «monstruo más grande del mar», que se tragaba «hombres y barcos, e incluso ballenas». Estas intrigantes noticias se retoman en textos posteriores, como la crónica del sueco Olaus Magnus, del siglo XVI, que describía criaturas colosales capaces de hundir un barco.

En el siglo XVIII, tales historias seguían circulando, y de hecho fue entonces cuando se empezó a conocer al monstruo con el nombre de «kraken», término noruego que se refería a algo retorcido. En 1752, el obispo de Bergen, Erik Ludvigse Pontoppidan, habla del kraken en su Historia natural de Noruega: «Una bestia de una milla y media de longitud, que si agarrara al buque de guerra más grande, lo arrastraría hasta el fondo», y especifica que «vive apostado en el fondo marino y sólo sube a la superficie cuando es calentado por el fuego del infierno».

VISTOS EN ALTA MAR

En estas descripciones hiperbólicas no todo era imaginario. Pontoppidan, por ejemplo, anotaba que «las descargas del animal enturbian las aguas». Por tanto, podría tratarse de un calamar: un calamar gigante. La historia del kraken se relacionaba con las peripecias de marineros en mares ignotos que contaban a la vuelta lo que habían visto y vivido. Si los marinos nórdicos se habían limitado al Atlántico norte, en la época moderna el campo de observación se amplió a todo el Pacífico.

Algunos marineros hablaban del «Diablo rojo», un calamar que atrapaba y devoraba a náufragos. Otros se referían a animales marinos insaciables que alcanzaban 12 o 13 metros de largo. Los testimonios de oficiales de marina que describían encuentros con estos seres se sucedían, sembrando el desconcierto entre los científicos. El célebre naturalista sueco Carl von Linneo, padre de la taxonomía moderna, incluyó al kraken en su Systema Naturae (1735), pero la mayoría de científicos no estaban preparados para asumir la existencia del terrible monstruo nórdico.

Los marineros hablaban de criaturas que superaban los 10 metros de longitud cuyas descargas enturbiaban el agua

Un ejemplo de esta cerrazón fue el injusto destino del naturalista francés Pierre Denys de Montfort. En1801, en su Historia natural general y particular de los moluscos, Montfort recogió «los animales más enormes que existen en el planeta»: el pulpo colosal y el pulpo kraken. Se basaba en los relatos nórdicos y de marineros contemporáneos, que puso en relación con un animal similar citado por el naturalista romano Plinio el Viejo. Montfort incluyó en su obra el dibujo del ataque a un buque por un enorme pulpo –supuestamente ocurrido en las costas de Angola– que se convertiría en la imagen icónica del kraken, pero que provocó el rechazo unánime de la comunidad científica y el descrédito de por vida de su autor.

Pese a ello, los testimonios sobre la existencia de este animal legendario se sucedían. El capitán ballenero Frank Bullen describió el avistamiento, sin ningún género de dudas, de un «gigantesco pulpo en combate con un cachalote». Según su descripción, tenía los ojos situados en la base de los tentáculos, lo que apoya la idea de que se trataba de un gran calamar.

UN ENCUENTRO DEFINITIVO

El episodio que supuso un antes y un después en la historia del calamar gigante se produjo en 1861. El vapor francés Alecton encontró un cefalópodo de seis metros de longitud al nordeste de Tenerife, en aguas del Atlántico. Su comandante, el capitán de fragata Frédéric Bouyer, relató el encuentro en un informe a la Academia de las Ciencias Francesa: el animal «parecía querer evitar la nave», pero el capitán se dispuso a cazarlo disparando arpones y fusiles contra él. Incluso mandó «izarlo a bordo atando un cabo alrededor de su cuerpo», pero finalmente la criatura «se zambulló» en las profundidades. Aun así, Bouyer se quedó con un fragmento del calamar que hizo llegar al prestigioso biólogo Pierre Flourens.

El calamar gigante irrumpió por derecho propio en la literatura con obras como Los trabajadores del mar, de Victor Hugo, o Veinte mil leguas de viaje submarino, de Julio Verne. Siempre ávido de nuevos descubrimientos científicos, Verne describió en su obra el encuentro del Alecton y todas las referencias míticas e históricas al animal. También incluyó el ataque de un calamar al propio submarino Nautilus. Los científicos, por su parte, analizaron los testimonios de marinos y los restos de calamar recuperados del mar o varados en la playa y llegaron a la conclusión de que correspondían a una especie particular de calamar, que denominaron Architeuthis dux.

El calamar gigante puede llegar a medir 14 metros y tiene como único enemigo natural al cachalote

Todavía hoy es éste un animal misterioso. Casi nada se sabe de su ciclo vital y sus costumbres, ni siquiera si se trata de un único tipo de calamar o de varios. Tan sólo ha podido ser filmado de manera esporádica por un equipo científico japonés en 2006, por una expedición científica en México en 2007 y un canal norteamericano en 2012. En todo caso, su tamaño ronda los 10 metros en el caso de los machos y 14 metros en el de las hembras. Su ojo, el más grande del reino animal, puede medir hasta 30 centímetros de diámetro, el tamaño del tapacubos de un coche.

LA MORADA CANTÁBRICA

El hábitat de estos animales se sitúa en las profundidades extremas, sobre todo del océano Pacífico, pero también del Atlántico. Por ejemplo, encuentra refugio en el cañón de Avilés, que se hunde a 5.000 metros de profundidad frente a la costa asturiana. Desde siempre, los pescadores del lugar están acostumbrados a encontrarlo cuando salen a faenar y nunca dieron demasiada importancia a la controversia sobre su existencia. Les es tan familiar que tiene su particular nombre vernáculo: peludín. Y desde 1997 cuenta con un museo en su honor, en Luarca.

Peludín o Architeuthis, lo cierto es que el kraken es un animal real, aunque no tan fiero como la criatura salida de la imaginación nórdica y los bestiarios renacentistas. Tan real que sólo nuestro secular abandono de la exploración submarina y los avances de la ciencia nos separan de su pleno conocimiento y estudio. Entre tanto, su misterio seguirá alimentando a una legión de criptozoólogos empeñados en resucitar no sólo al kraken y otras bestias terribles, sino a las criaturas más románticas de las viejas leyendas marineras.

EL DORADO.

Ríos de tinta se han vertido acerca de la existencia real o no de aquel lugar idílico que con tanto ahínco buscasen los conquistadores españoles allá por el 1530 en territorio andino, dando lugar así a la leyenda de El Dorado.

Origen de la leyenda de El Dorado

La leyenda parece fraguarse en el momento en que una de las expediciones al “Nuevo Mundo” comandada por el conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada, entra en contacto con el pueblo de los Muiscas y es testigo de un ritual en el que, con gran vehemencia, se hace alarde del aurífero ornato del que hacían gala los reyes de éste peculiar pueblo.

Ante los atónitos ojos de aquellos hombres, el heredero al trono Muisca, era adornado con plumas de aves exóticas, desnudado y recubierto por entero con polvo de oro y embellecido con placas de glifos y brazaletes del mismo metal, escoltado hasta una balsa repleta de piedras preciosas y guiado hasta el centro de una gran laguna donde vertía todas aquellas riquezas para honrar a sus dioses.

Pronto, la codicia se hizo presente y aquellos hombres saquearon aquellas tierras para hacer posesión de toda cuanta riqueza hubo en ellas.

Al hacerlo se dieron cuenta, que en aquel paraje no había minas ni vestigio alguno que evidenciara la obtención de dichos materiales y concluyeron que tales riquezas tan sólo podían haberse obtenido mediante el comercio con otros pueblos.

Con el propósito de encontrar la fuente de aquellos tesoros, se hizo prisioneros a varios Muiscas que posteriormente fueron torturados para obtener el paradero de aquellas auríferas tierras. Y he aquí que hayamos el primer escollo en la veracidad de la historia de “El Dorado”.

La Historia está plagada de confesiones absurdas obtenidas de dicho modo. Ahí tenemos las confesiones templarias sobre las heréticas prácticas del Temple con la figura de Baphomet o las a cada cual más fabulosas autoinculpaciones de brujería obtenidas por la Santa Inquisición, por poner algún ejemplo tópico y recurrente.

Así, quizás, aquellos conquistadores tan sólo obtuvieron aquello que querían oír, una tierra en la que el oro era algo tan común como la propia tierra que pisaban, ciudades construidas sobre bloques de oro macizo y granadas por doquier con esmeraldas y otras piedras preciosas.

No se puede saber qué de cierto había en aquellas confesiones pero el reguero de pólvora ya estaba ardiendo y no fueron pocas las expediciones que se organizaron para descubrir la situación de aquella ciudad.

La búsqueda de El Dorado

La búsqueda se extendió de Colombia a Brasil, Ecuador, Perú, Venezuela…y a cada paso crecía la leyenda, desdibujándose, distorsionándose. El Dorado dejó de ser aquel rey Muisca “El Indio Dorado”, para convertirse en ciudad, la ciudad en un Imperio, según se iba añadiendo folclore a los hechos.

La Historia nos ha dejado pruebas evidentes de que varias culturas precolombinas, como la Inca, hacían uso del oro como elemento ornamental, aunque seguramente no tuviese el mismo valor que se le daba en el “Viejo Continente”.

Es probable que el mito de “El Dorado” no fuese más que una exageración de ciertas evidencias reales, dispersas entre el conglomerado de pueblos precolombinos que la codicia y la imaginación humana hubiesen dado forma.

Lo cierto es que aún a día de hoy, la leyenda de “El dorado” sigue atrayendo a exploradores y arqueólogos y, de vez en cuando, aparecen en portada ciertos descubrimientos que hacen sospechar que quizás, aquella leyenda, no lo fuese tanto como la mítica Troya, descubierta por Schliemann.

EL DILUVIO UNIVERSAL.

Hace un tiempo un grupo de investigadores anunció a bombo y platillo un descubrimiento inaudito . Nada más y nada menos que el Arca de Noé. Se encontraría, según ellos, bajo el hielo del Monte Ararat, en Turquía , y consistiría en una nave de cerca de unos 7,5 metros de ancho y 37,5 metros de longitud. Este anuncio, cierto o no, vuelve a poner de relieve una incógnita que lleva vigente miles de años: ¿Existió realmente el Diluvio Universal? Por extraño que parezca, en esta ocasión religión y ciencia llegan a alcanzar un mínimo punto de encuentro.

«Porque pasados aun siete días, yo haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches; y raeré de sobre la faz de la tierra a todo ser viviente que hice», anunció Dios, molesto con los hombres por su maldad, a Noé , según asegura el Génesis en su capítulo 7. «Fue el diluvio cuarenta días sobre la Tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca, y se elevo sobre la Tierra. Y subieron las aguas y crecieron en gran manera sobre la tierra (…) y todos los montes altos que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos. Quince codos más alto subieron las aguas, después que fueron cubiertos los montes», continúa el primer libro de la Biblia. Pero el mito del Diluvio Universal, originario de la civilización Sumeria, ha sido común a casi todas las creencias de la historia. Egipcios, judíos, musulmanes, hindúes, mayas…

La comunidad científica jamás ha dado por verídica la hazaña de Noé ni tampoco que se produjera una lluvia de semejantes proporciones, aunque una amplia parte de ella sí que considera probable una gran inundación en la Antigüedad que diera lugar a la leyenda. Según la NASA, esta pudo tener su origen en un meteorito. Este habría hecho explosión sobre la capa de hielo que cubría Norteamérica, derritiéndolo y causando una serie de tsunamis que hubieran afectado a determinadas partes del globo.

En el Mar Negro

La teoría más compartida ha sido formulada por los geólogos marinos William Ryan y Walter Pitman . Sostienen en su libro «El diluvio de Noé» que el fenómeno se habría producido hace 7.500 años en lo que hoy conocemos como Mar Negro, en aquel tiempo un lago de agua dulce de mucho menor tamaño y habitado en sus orillas. De algún modo, el Mediterráneo se habría abierto paso a través del Estrecho del Bósforo, haciendo crecer el caudal del Mar Negro a un ritmo de entre 15 y 30 centímetros por día.

Basan su teoría en el hallazgo tanto de fósiles de moluscos de agua dulce como salada contemporáneos en un mismo espacio, algo imposible de explicar. «La temible inundación se convirtió en una historia fundamental para advertir y aterrorizar a las generaciones jóvenes, en un acontecimiento tan profundamente traumático que su recuerdo duró por más de mil años, transmitido por la tradición oral, antes de que fuera inscrito en cerámica», afirman Ryan y Pitman.

Otras hipótesis señalan como causa probable una intensa actividad sísmica en la zona del Mediterráneo, que hubiese originado igualmente una serie de tsunamis que golpearon la costa con violencia. En cualquier caso, la ciencia, a diferencia de la religión, circunscribe el diluvio a determinadas zonas concretas . Nunca le da el carácter de «universal».

La posibilidad de que ocurra un fenómeno semejante al que defiende la ciencia no es tan lejana como parece, con la salvedad de que esta vez sí sería general y afectaría a miles de millones de personas. La causa no es otra que el calentamiento global y la fusión de los casquetes polares. La crecida de los océanos podría sumergir en las profundidades marinas a cientos de ciudades en todo el mundo, transformando la civilización tal y como la conocemos.

«Y murió toda carne que se mueve sobre la Tierra, así de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre. Todo lo que tenía aliento de espíritu de vida en sus narices, todo lo que había en la Tierra, murió», concluye el Génesis.